¿Cuál es el potencial de almacenamiento y retención de carbono de los numerosos hábitats terrestres y marinos de Europa? Un primer análisis de alcance, publicado hoy por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), concluye que los bosques y los humedales pueden desempeñar un papel importante en el almacenamiento de carbono, pero al hacerlo hay que tener en cuenta los posibles impactos sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas.
En teoría, los hábitats sanos y que funcionan bien pueden absorber y almacenar grandes cantidades de carbono y contribuir a que Europa mitigue los efectos del cambio climático reduciendo el dióxido de carbono en la atmósfera. Sin embargo, como se indica en el informe de la AEMA
«Reservas y secuestro de carbono en los ecosistemas terrestres y marinos: ¿una palanca para la restauración de la naturaleza?», la puesta en práctica de estas medidas es más compleja. Habrá que considerar cuidadosamente las sinergias, pero también las compensaciones, para asegurarse de que los objetivos de conservación y restauración de la naturaleza y las acciones de mitigación del clima no actúen en contra de los demás.
El informe de la AEMA, basado en un estudio más amplio realizado por la AEMA y la Universidad e Investigación de Wageningen, es el primer intento de clasificar un grupo seleccionado de diferentes hábitats y ecosistemas terrestres y marinos en función de sus reservas de carbono y su capacidad de retención de carbono. El estudio ha utilizado el sistema de clasificación de hábitats del Sistema Europeo de Información sobre la Naturaleza (EUNIS). El objetivo es crear una base de conocimientos y datos para futuras investigaciones sobre las capacidades de almacenamiento de carbono en apoyo de la restauración y conservación de la naturaleza, así como de las políticas de mitigación del clima.
Bosques y humedales
Entre los ecosistemas terrestres y los hábitats, los bosques tienen los mayores índices de captación de carbono y llegan a triplicar los de los humedales y las tierras de cultivo, según el estudio. Los bosques absorben más carbono por encima y por debajo del suelo en un mismo periodo en comparación con otros ecosistemas, pero hay muchas diferencias según la ubicación de los bosques en Europa.
Los humedales tienen unos índices de captación de carbono relativamente bajos, pero pueden acumularlo durante décadas e incluso muchos siglos, lo que explica su gran capacidad de almacenamiento, que por término medio supera a la de todos los demás hábitats.
Las tasas de secuestro relativamente altas en las tierras utilizadas para la agricultura se cosechan en su mayoría y sólo aportan contribuciones menores al almacenamiento de carbono en nuestra naturaleza. Los ecosistemas marinos son el mayor sumidero de carbono a largo plazo de la biosfera, ya que se calcula que almacenan y ciclan un 93% del dióxido de carbono de la Tierra.
Captura y almacenamiento de carbono
El secuestro de carbono es el proceso de retirar el carbono de la atmósfera y almacenarlo en reservas de carbono de hábitats específicos como la biomasa de la superficie, las raíces y el suelo. La cantidad absoluta de carbono que se mantiene en una reserva de hábitat en un momento determinado es la reserva o el almacenamiento de carbono. El ritmo con el que se almacena el carbono se denomina índice de secuestro de carbono.
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