El 90% del desarrollo del cerebro ocurre a la edad de cuatro años, por lo que los científicos quieren entender los efectos de la contaminación atmosférica en las primeras etapas de la vida.
Barcelona como ejemplo
Entre 1981 y 1989, se notificaron 26 brotes de asma en la ciudad española de Barcelona, muchos de ellos centrados en el puerto. Los científicos locales finalmente descubrieron que la causa era el polvo de soja liberado en el aire cuando se llevaban a cabo las descargadas.
La solución al problema fue simple – filtros para cubrir los silos de soja – sin embargo, el episodio dejó un notable legado en la comunidad científica de Barcelona, que podría ayudarnos a identificar un riesgo significativo para el desarrollo del cerebro en los niños.
El profesor Jordi Sunyer de ISGlobal, el Instituto de Salud Global de Barcelona, fue uno de los investigadores que descubrió el vínculo con la soja e investiga los efectos de la contaminación del aire.
«En los años 80, la combustión doméstica de carbón era un gran problema, y los niveles de óxido de azufre eran muy altos. Esto se llegó a controlar, pero ahora, especialmente en Europa, hay un aumento dramático en el tráfico y la combustión de diesel», declaró el profesor.
Además de los cambios en el tipo de contaminación, dice que hemos llegado a comprender mejor el alcance de los daños causados por la contaminación del aire, no solo en los pulmones.
En 2015, el Prof. Sunyer y sus colegas publicaron una investigación que mostraba que los altos niveles de contaminación estaban relacionados con una disminución del 5% en pruebas de la memoria en niños de 7 a 10 años.
El profesor dirige el estudio AIR-NB para monitorear la exposición a la contaminación del aire antes de que el niño nazca. El equipo de investigación reclutará a 1.200 mujeres embarazadas en Barcelona para el estudio y medirá los niveles de contaminación en sus hogares.
Autismo
Otra preocupación es que la contaminación del aire puede aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno del espectro autista. Varios estudios en los EE.UU. sugirieron que existe un vínculo con la contaminación del aire, pero los resultados de un gran proyecto europeo no encontraron ninguna conexión. Sin embargo, esta investigación reunió los resultados de diferentes estudios que utilizaron diferentes métodos, lo que puede haber afectado los resultados.
Para un proyecto llamado COGNAC, el Dr. Delgado-Saborit está utilizando la información de salud recogida en los niños de hasta 14 años para buscar diagnósticos de trastorno del espectro autista o rasgos de la condición. Superponiendo esta información con mapas de contaminación durante el embarazo y en sus primeros años, espera identificar cualquier vínculo potencial.
Un cambio es necesario
Al igual que en la década de 1950, hoy en día existe un amplio entendimiento de que el aire contaminado no es seguro, pero todavía no sabemos el gran impacto que tiene en nuestras vidas. Aunque se acepta que los niños en la escuela no deben estar expuestos a altos niveles de contaminación del aire, dice el Prof. Sunyer, los resultados de su investigación podrían tener consecuencias de gran alcance:
«Si encontramos que el embarazo y la vida temprana es un período más vulnerable, creo que esto obligaría a la sociedad a encontrar nuevas formas de vivir en las ciudades que también protejan la salud de los niños».
Sin embargo, comparado con ponerle una tapa al polvo de soja, esto puede ser un gran desafío.
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