El entierro más temprano documentado nos ofrece indicios de las prácticas funerarias y de la personalidad femenina a comienzos del periodo Mesolítico.
El entierro, de 10.000 años de antigüedad, se descubrió en una cueva en Liguria, en el noroeste de Italia, e incluía, al menos, sesenta y seis cuentas de concha, cuatro colgantes y una garra de búho real junto con los restos de la bebé. Según el estudio, estos artefactos sugieren una «inversión material y emocional en el sepelio de la niña». Muchos de los ornamentos mostraban un desgaste significativo, lo que indicaba que habían sido llevados por miembros del grupo, quienes se los habían pasado a la bebé, apodada Neve.
Las prácticas funerarias proporcionan una comprensión de las creencias y la estructura de las sociedades del pasado. Según el estudio publicado en la revista «Scientific Reports», muchas culturas retrasaban el reconocimiento de los bebés y niños pequeños como personas individuales, «relegándolos a un estado liminal de humanidad». El tratamiento funerario de los niños jóvenes nos dice quién era reconocido como persona, como poseedor de los atributos de una persona y como integrante de un grupo. Por tanto, este entierro nos muestra que incluso las bebés eran reconocidas como personas plenas en esta sociedad mesolítica.
El profesor adjunto Jamie Hodgkins, de la Universidad de Colorado Denver (CU Denver) y coautor del estudio, afirma en un artículo publicado en el sitio web «SciTechDaily»: «Existe un buen registro de entierros humanos anteriores a unos 14 000 años, pero el último periodo del Paleolítico Superior y el comienzo del Mesolítico son menos conocidos en lo que respecta a las prácticas funerarias. Los entierros de bebés son especialmente raros, de forma que Neve aporta información importante para contribuir a rellenar esa laguna». El profesor adjunto Caley Orr, también de la CU Denver y coautor del estudio, añade: «El Mesolítico es particularmente interesante. Comenzó tras el final de la Edad de Hielo y representa el último periodo en Europa en el que la caza y la recolección eran la forma de vida principal. Por lo que se trata de un periodo de tiempo verdaderamente importante para comprender la prehistoria humana».
Pistas dentales
Los análisis de los dientes de la bebé muestran que tenía entre cuarenta y cincuenta días de vida cuando falleció. Las líneas acentuadas en el esmalte prenatal revelan que, o bien Neve, o bien su madre, experimentaron un estrés que detuvo el crecimiento de sus dientes cuarenta y siete y veintiocho días antes de nacer. Análisis posteriores de los dientes de la bebé sugieren que la madre embarazada había seguido una dieta basada en alimentos terrestres similar a la de los individuos del Paleolítico superior tardío de la zona. El profesor adjunto Hodgkins apunta: «En este momento tenemos el entierro más antiguo identificado de una bebé en Europa. Los informes arqueológicos han tendido a centrarse en historias y papeles masculinos y, con ello, han dejado a muchas personas fuera de la narrativa. Los análisis de proteínas y de ADN nos permiten comprender mejor la diversidad de la personalidad humana y del estatus en el pasado. Sin el análisis de ADN, este entierro profusamente decorado de una bebé podría haber pasado por un entierro masculino».
Fuente: CORDIS
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