La radicalización no es un fenómeno nuevo, pero supone, cada vez más, un desafío y una gran amenaza como consecuencia de las nuevas tecnologías y la creciente polarización de la sociedad.
¿Qué es la radicalización?
Los ataques terroristas en Europa acometidos recientemente, muchos de los cuales fueron perpetrados por ciudadanos europeos, ponen de relieve la amenaza persistente de la radicalización «local». La Comisión Europea la define como el fenómeno de personas que adoptan opiniones, puntos de vista e ideas, que podrían desembocar en actos terroristas.
La ideología es una parte intrínseca del proceso de radicalización, junto a un profundo fundamentalismo religioso. Sin embargo, la radicalización rara vez se alimenta únicamente de la ideología o la religión. A menudo comienza con personas que se sienten frustradas con sus vidas, la sociedad o las políticas internas y externas de sus gobiernos. No existe un único perfil de persona susceptible a verse involucrada en el extremismo, pero las comunidades marginadas y que sufren discriminación o pérdida de identidad proporcionan un terreno fértil para el reclutamiento radical.
También se considera que la participación de la Europa occidental en zonas de conflicto como Afganistán o Siria tiene un efecto radicalizador, especialmente en las comunidades de inmigrantes.
¿Cómo y dónde se radicalizan las personas?
Los procesos de radicalización recurren a las redes sociales para unir a las personas y mantenerlas conectadas. Tanto las redes de contacto físico como por internet proporcionan espacios en los que las personas pueden radicalizarse y, cuanto más cerrados son dichos círculos, más probabilidades tienen de funcionar como puntos de encuentro donde los participantes afirman creencias extremas sin ser cuestionados.
Internet es uno de los principales canales por donde se difunden opiniones extremistas y se reclutan seguidores. Las redes sociales han magnificado el impacto de la propaganda yihadista y de la extrema derecha al proporcionar un fácil acceso a un público objetivo amplio y brindar a las organizaciones terroristas la posibilidad de utilizar la «difusión segmentada» para enfocarse en reclutas o crear «ejércitos de trolls» para apoyar y difundir su propaganda.
Según el informe Situación y tendencias del terrorismo de la UE de 2020, en los últimos años, las aplicaciones de mensajería cifrada, como WhatsApp o Telegram, se han utilizado ampliamente para la coordinación, la planificación de ataques y la preparación de campañas.
La lucha de la UE para prevenir la radicalización
Aunque la responsabilidad principal de abordar la radicalización recae en los países de la UE, se han desarrollado herramientas para ayudar a nivel europeo:
- “Radicalization Awareness Network” es una red de profesionales de primera línea de toda Europa, como profesores, responsables políticos y autoridades penitenciarias, que trabajan con personas que han sido o son vulnerables a la radicalización.
- “Europol’s Internet Referral Unit”: Una unidad que escanea la web en busca de material terrorista online y lo remite a las plataformas de alojamiento. Desde su creación en 2015, ha remitido más de 130.000 piezas de contenido a empresas de Internet (más de 25.000 en 2019).
- En diciembre de 2020, el Parlamento Europeo aprobó la Estrategia de la UE para una Unión de la Seguridad 2020-2025 y la nueva Agenda de lucha contra el Terrorismo, que tiene como objetivo prevenir la radicalización brindando, por ejemplo, oportunidades a los jóvenes en riesgo y apoyando la rehabilitación de los presos radicalizados.
- A finales de 2020, el Parlamento Europeo y el Consejo alcanzaron un acuerdo político sobre normas que obligan a las plataformas online a eliminar el contenido terrorista en el plazo de una hora. Respaldado por la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior del Parlamento, el acuerdo debe ser aprobado formalmente por tanto por el PE y como por el Consejo antes de entrar en vigor.
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