La Unión Europea es una asociación de países que cooperan en ámbitos de interés mutuo, pero también una comunidad de valores.
El respeto de los derechos humanos es una de las obligaciones fundamentales de la UE. Estos derechos deben ser respetados por la UE cuando aplica las políticas y los programas, así como por las instituciones de la UE y por cada uno de sus Estados miembros.
Es por ello, que miembros del Subcomité de Derechos Humanos de PE celebraron un debate el viernes 5 de junio con expertos invitados como McDougall Gay o Ndiaye Pap, acerca de la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos tras la muerte de George Floyd.
Protestas contra el racismo
George Floyd era un hombre afroamericano que murió asfixiado mientras era arrestado por agentes de policía en la calle en la ciudad estadounidense de Minneapolis el 25 de mayo. Su muerte, junto con otros casos similares, ha provocado manifestaciones pacíficas y violentas, protestas contra el racismo y la brutalidad policial en todo Estados Unidos y en todo el mundo, a pesar de la actual pandemia COVID-19 y la oposición del presidente estadounidense Donald Trump que quiso movilizar al ejercito en contra de la legalidad.
Derechos fundamentales en la UE
En la UE existe La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea que recoge todos los derechos individuales, civiles, políticos, económicos y sociales que disfrutan todas las personas en la Unión Europea. La Carta complementa los sistemas nacionales, no los sustituye. Si los derechos fundamentales de una persona no se respetan, los tribunales nacionales deben pronunciarse sobre la cuestión.
La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea es el órgano independiente de la UE especializado en este sector. Su mandato abarca todo el ámbito de los derechos contemplados en la Carta.
La Carta complementa los sistemas nacionales, no los sustituye. Si los derechos fundamentales de una persona no se respetan, los tribunales nacionales deben pronunciarse sobre la cuestión
El caso de Floyd no es un caso aislado, según el Informe de Derechos Fundamentales de la FRA de 2020, la creciente intolerancia y los ataques a los derechos fundamentales de las personas siguen erosionando los considerables avances logrados a lo largo de los años. Además, a medida que Europa comienza a salir de la pandemia de COVID-19 vemos un empeoramiento de las desigualdades existentes y amenazas a la cohesión social.
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