El pan de centeno o las gachas de avena pueden no ser el desayuno favorito de todos, pero los científicos dicen que los europeos necesitan ampliar su gusto por los cereales para mejorar su propia salud y proteger el futuro de la agricultura europea.
El trigo representa casi la mitad de todos los cereales cultivados en la UE. El resto es principalmente maíz y cebada. Aunque la estrategia de Europa para centrarse en unas pocas plantas de alto rendimiento ha producido cosechas abundantes, la falta de variación genética significa que los cultivos son más susceptibles a las enfermedades, plagas y sequías, dicen los científicos.
Los investigadores del proyecto HealthyMinorCereals evaluaron más de 1,700 genotipos (conjuntos de genes en el ADN de una planta) en cuanto a rasgos específicos que incluyen el rendimiento, la calidad nutricional y la resistencia a las enfermedades. Llevaron a cabo experimentos de campo en Estonia, el Reino Unido, la República Checa y Creta.
Los resultados del proyecto deberían ayudar a los criadores a desarrollar variedades de cereales, incluido el trigo común, que se adaptan mejor al clima cambiante y necesitan menos pesticidas. Por ejemplo, los investigadores encontraron un genotipo del deletreo que es resistente a un hongo llamado tizón de la cabeza del fusarium.
A nivel mundial, más de 6.000 especies de plantas se han cultivado para obtener alimentos, pero solo nueve de ellas representan el 66% de la producción mundial de cultivos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Cultivar una amplia gama de cultivos y reducir la cantidad de insumos químicos es mejor para el medio ambiente y la salud del suelo.
Mejora la salud
Los investigadores hallaron que algunos de los cereales menores contienen más nutrientes que mejoran la salud, como el hierro, el zinc y los antioxidantes, en comparación con el trigo común.
Los temores sobre la falta de diversidad en las granjas son generalizados, incluso afectan a los agricultores tradicionales que trabajan en pequeñas granjas en las montañas de los Andes en América del Sur. Algunos de ellos están abandonando una amplia variedad de cultivos en favor de la quinua, un «súper alimento» lucrativo que se ha hecho popular en Europa y América del Norte.
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