Ya están disponibles nuevas orientaciones para ayudar a los proveedores de alimentos a decidir qué información debe facilitarse a los consumidores sobre el almacenamiento de alimentos y los plazos de consumo.
Una vez abierto el envase de los alimentos, las bacterias pueden transferirse a los alimentos a través de manos, superficies o equipos contaminados. Es complejo establecer un plazo de consumo, pero la herramienta desarrollada por los expertos de la EFSA ayuda a los proveedores de alimentos a decidir si conviene dar a los consumidores otras instrucciones además de las fechas de caducidad o de consumo preferente.
En el caso de los productos en los que la apertura del envase puede provocar una proliferación de bacterias nocivas, la herramienta indica que el plazo de consumo es más corto que la fecha inicial de caducidad o de consumo preferente.
El dictamen también incluye consejos sobre buenas prácticas para la descongelación segura de los alimentos. La congelación impide la proliferación de bacterias. Sin embargo, estos microbios pueden recuperarse durante la descongelación y, a continuación, proliferar en los alimentos hasta niveles que pueden dar lugar a enfermedades transmitidas por los alimentos. Los expertos identificaron buenas prácticas que minimizan la proliferación de microbios nocivos durante la descongelación.
Por ejemplo, la descongelación deber realizarse a bajas temperaturas, como en el frigorífico; los alimentos descongelados deben conservarse en el envase original o en un recipiente limpio para evitar la contaminación; los consumidores deberán seguir siempre las instrucciones del fabricante sobre almacenamiento y preparación para asegurarse de que los alimentos siguen siendo seguros; y los alimentos descongelados no deben volver a congelarse después de la descongelación.
La indicación de la fecha ofrece una guía útil sobre cuánto tiempo pueden conservarse los alimentos antes de que empiecen a deteriorarse o de que no sea seguro consumirlos. La claridad de la información presente en los envases también puede ayudar a reducir el desperdicio de alimentos en la UE.
En diciembre de 2020, un grupo de expertos desarrolló una herramienta para ayudar a los explotadores de empresas alimentarias a decidir sobre cuándo aplicar la fecha de caducidad o de consumo preferente a sus productos.
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