Resultado esperado
En consonancia con la estrategia «de la granja a la mesa» para la transición a sistemas de producción ganadera justos, sanos y resistentes, incluida la reducción del uso de antimicrobianos, una propuesta exitosa apoyará la investigación e innovación (I+I) para ayudar a los responsables políticos y a los operadores económicos a prevenir y controlar las enfermedades infecciosas de los animales, contribuyendo así a la agricultura sostenible y a la salud pública.
Se espera que los resultados del proyecto contribuyan a todos los resultados siguientes
- mejorar la capacidad de los responsables políticos, los miembros de la profesión veterinaria, los operadores económicos y otros actores relevantes para priorizar y aplicar medidas de bioseguridad en los diferentes sistemas de producción de las explotaciones y otros lugares donde se manipulan animales
- conocer mejor los costes y la eficacia de determinadas medidas de bioseguridad.
Alcance
La bioseguridad se refiere a un conjunto de medidas físicas y de gestión destinadas a reducir el riesgo de introducción, establecimiento y propagación de enfermedades, infecciones o infestaciones hacia, desde y dentro de una población[1]. La bioseguridad puede prevenir o minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas no sólo a los animales, sino también a las personas (zoonosis), y contribuye a la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. Cuando no se dispone de una vacuna ni está autorizada, como en el caso de la peste porcina africana u otras enfermedades nuevas y emergentes, el control de las enfermedades infecciosas depende en gran medida de la bioseguridad y ningún programa de prevención, erradicación o control de enfermedades puede funcionar sin ella. Los proyectos propuestos deben abordar la bioseguridad en la producción primaria, al menos en las explotaciones y en los lugares donde se manipulan los animales, pero también pueden abordar sectores relevantes como la industria de piensos. Una bioseguridad eficaz requiere una atención constante por parte de quienes la aplican. La bioseguridad puede llevarse a cabo más fácilmente en instalaciones cerradas, como en el caso de la ganadería de interior, que en la producción al aire libre, que puede facilitar el contacto directo o indirecto con la fauna salvaje y la posterior transmisión de un agente infeccioso patógeno al ganado, aunque los riesgos de la ganadería al aire libre no siempre son mayores que los de la de interior. Se conocen los principios generales de la bioseguridad externa e interna, sobre todo en las explotaciones, pero puede que no se apliquen por igual a todas las explotaciones, sistemas de producción y especies, ni protejan igual de bien contra todas las enfermedades pertinentes. No siempre se conocen los costes y la eficacia de las distintas medidas, y las directrices aún no son comunes.
Las propuestas deberían:
- abordar las diferentes especies de animales terrestres y sistemas de producción, así como las diferentes situaciones en las que se manipula el ganado;
- abordar las principales enfermedades o grupos de enfermedades contra las que son eficaces las medidas de bioseguridad, teniendo en cuenta la epidemiología de las enfermedades y los riesgos conexos (por ejemplo, la fauna salvaje);
- recopilar y difundir las mejores prácticas, y elaborar directrices cuando proceda;
- desarrollar métodos validados aplicables o perfeccionar las herramientas para evaluar las medidas de bioseguridad en las explotaciones u otros lugares donde se manipula el ganado;
- seleccionar determinadas medidas, evaluar su eficacia, en su caso mediante pruebas, y estimar su coste.
En este tema, la integración de la dimensión de género (análisis de sexo y género) en el contenido de la investigación y la innovación no es un requisito obligatorio. Las propuestas deben aplicar el «enfoque multiactores» y garantizar una participación adecuada del sector agrícola, la profesión veterinaria, los servicios de asesoramiento y otros agentes pertinentes.
Plazo
15 de febrero de 2022
Deja una respuesta