Europa se ha propuesto convertirse, antes de 2050, en el primer continente climáticamente neutro. Este ambicioso objetivo cada vez está más cerca ahora que las energías renovables han superado a los combustibles fósiles y se han convertido en la principal fuente de electricidad de la Unión Europea (UE). Según un nuevo informe, las energías eólica, solar, hidroeléctrica y de biomasa cubrieron el 38 % de la demanda de electricidad de la UE en 2020, en comparación con el 34,6 % en 2019. La proporción de combustibles fósiles se redujo a un 37 %. En el informe, una colaboración entre los laboratorios de ideas Agora Energiewende y Ember, «se recopila y analiza la generación de electricidad de todos los países de la UE durante el año 2020 completo, realizando un seguimiento de la transición eléctrica de Europa».
Un hito en la transición hacia una energía limpia
El autor principal y analista sénior sobre electricidad de Ember, Dave Jones, afirma en unas declaraciones a «Forbes»: «Las energías eólica y solar realmente están comenzando a transformar el sistema eléctrico europeo. De media, el año pasado aportaron una quinta parte de la electricidad consumida en Europa, pero en ciertos países y a determinadas horas, la proporción es incluso superior». ¿Es posible que, simplemente, los datos de 2020 sean anómalos a causa del coronavirus? «Tenemos que ver si se produce una ligera recuperación de los combustibles fósiles en 2021 en Europa —explica Jones—. Yo apostaría por que van a registrar otra caída y por que las energías eólica y solar cubrirán el incremento de la demanda de electricidad hasta los niveles previos a la COVID-19. Si se observa un ligero aumento en 2021, será limitado y temporal». En una nota de prensa de Agora Energiewende, Jones comentó: «Resulta significativo que Europa haya alcanzado este hito al inicio de una década de acción mundial por el clima. El crecimiento rápido de las energías eólica y solar ha forzado la caída del carbón, pero esto solo es el comienzo. Europa está aprovechando las energías eólica y solar no solo para garantizar la eliminación progresiva del carbón antes de 2030, sino también para poner fin a la generación de gas, sustituir las centrales nucleares que han cerrado y satisfacer la creciente demanda de electricidad de los vehículos eléctricos, las bombas de calor y los electrolizadores». La producción de carbón cayó en prácticamente todos los países de la UE. Gracias a ello, la electricidad en Europa es un 29 % más limpia que en 2015. En 2020, los parques eólicos y las centrales eléctricas solares produjeron el 20 % de la electricidad de la UE. A la cabeza estuvieron Dinamarca (61 %), Irlanda (35 %), Alemania (33 %) y España (29 %). La demanda de electricidad disminuyó un 4 % en 2020.
Todavía queda mucho camino por delante para alcanzar los objetivos ecológicos
Según afirma Patrick Graichen, director de Agora Energiewende: «La recuperación económica tras la pandemia no debería frenar las medidas de protección del clima. Por consiguiente, necesitamos unas políticas climáticas estrictas, tales como el Pacto Verde Europeo, para garantizar un progreso estable». El 2020 fue un año decisivo gracias al rápido aumento de las energía eólica y solar, que prácticamente se duplicó con respecto a 2015. Pero la UE no debería dormirse en los laureles aún. En el informe se afirma: «La transición del carbón a una energía limpia todavía es, no obstante, demasiado lenta para alcanzar una reducción del 55 % en la emisión de gases de efecto invernadero para 2030 y la neutralidad climática antes de 2050. Es alentador que la cantidad de energía eólica y solar aumentara en 51 teravatios/hora en 2020, muy por encima de la media de 2010-2020, a pesar de que la COVID-19 provocó cierto impacto. La AIE [Agencia Internacional de la Energía] prevé un aumento sin precedentes de la capacidad de energía eólica y solar en 2021. En cualquier caso, los países de la UE deben redoblar sus esfuerzos considerablemente para cumplir sus compromisos para 2030».
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