Hoy, el Consejo ha llegado a un acuerdo sobre su postura negociadora (enfoque general) en relación con el conjunto de reformas de la Política Agrícola Común (PAC) para el período posterior a 2020.
Este acuerdo plantea algunos compromisos firmes de los Estados miembros para una mayor exigencia medioambiental con instrumentos como los ecoesquemas obligatorios (una novedad en comparación con la política actual) y el aumento de la condicionalidad. Al mismo tiempo, el acuerdo permite a los Estados miembros tener la flexibilidad necesaria para alcanzar los objetivos ambientales. Así, por ejemplo, habría una fase piloto de dos años para los ecoesquemas y los Estados miembros gozarían de flexibilidad en cuanto a la forma de asignar fondos en el marco de las diferentes prácticas ecológicas.
Un enfoque general significa que el Consejo tiene ahora a su disposición el mandato político para iniciar las negociaciones con el Parlamento Europeo, una vez que éste se ponga de acuerdo también sobre su postura interna, con miras a alcanzar un acuerdo general.
La reforma del PAC prevé que, si bien se dará más flexibilidad a los Estados miembros en la configuración de las normas y las asignaciones de fondos mediante la elaboración de planes estratégicos nacionales, éstos se verán obligados a demostrar una mayor ambición ambiental en comparación con el período actual. El denominado «nuevo modelo de ejecución» favorecería el rendimiento frente al cumplimiento: permitiría a los países elegir los mejores instrumentos y medidas a su disposición (y también teniendo en cuenta las especificidades nacionales) para alcanzar los objetivos y normas acordados en toda la UE.
Algunos ejemplos concretos del cumplimiento de normas ambientales más estrictas por parte de los Estados miembros, debatidos y acordados durante los dos días del Consejo, incluyen:
- Los agricultores recibirán apoyo financiero con la condición de que adopten prácticas beneficiosas para el clima y el medio ambiente, para que la PAC sea aún más verde que antes.
- Los agricultores que superaran los requisitos básicos en materia de medio ambiente y clima obtendrían apoyo financiero adicional mediante la introducción de «ecoesquemas». Estos nuevos instrumentos para la protección del medio ambiente y el clima estarían vinculados a un presupuesto específico, que formaría parte del presupuesto de pagos directos. Estaría delimitado en un 20%, lo que significa que se desbloquearían mediante el uso de ecoesquemas. Una fase piloto inicial de dos años aseguraría que los estados miembros evitaran perder fondos indispensables mientras se familiarizan con los nuevos instrumentos. Entre los ejemplos indicativos de los ecoesquemas figuran prácticas como la agricultura de precisión, la agrosilvicultura y la agricultura biológica, pero los Estados miembros tendrían libertad para diseñar sus propios instrumentos en función de sus necesidades.
- Todos los agricultores estarían obligados a cumplir normas ambientales más estrictas, incluso los más pequeños. Para ayudarles en esta transición ecológica, los pequeños agricultores estarían sujetos a controles más simples, reduciendo la carga administrativa y asegurando al mismo tiempo su contribución a los objetivos ambientales y climáticos.
La posición del Consejo es el resultado de las negociaciones y la labor realizada durante los últimos dos años y medio y bajo cinco presidencias.
Deja una respuesta