El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial conmemora a las víctimas de la masacre de Sharpeville del 21 de marzo de 1960, en la que se segaron absurdamente las vidas de los participantes en una manifestación pacífica contra el apartheid. A pesar de que este trágico hecho marcó un punto de inflexión y acabó dando paso a la transición hacia la democracia y la igualdad en Sudáfrica, a día de hoy no ha terminado la lucha contra el racismo en ningún lugar del mundo.
La discriminación racial no solo ocasiona graves daños a sus víctimas, sino que además degrada el propio tejido de las sociedades pacíficas y democráticas. En un año en el que está previsto que más de 2 000 millones de votantes acudan a las urnas, la necesidad de afrontar la discriminación racial en el contexto electoral adquiere una importancia especial. Hace falta un esfuerzo integral para garantizar los derechos de voto, aumentar la diversidad en la representación política y combatir el discurso de odio en las campañas electorales.
Nuestro trabajo tiene que empezar en casa. A pesar de que la Unión Europea prohíbe de forma tajante la discriminación por el origen racial o étnico, en los últimos informes de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea se ponen de manifiesto unos niveles abrumadores de discriminación en nuestras sociedades. El Plan de Acción de la UE Antirracismo para 2020-2025 pide un esfuerzo renovado para hacer respetar el Derecho europeo y que se adopten medidas concretas en planes de acción nacionales. La coordinadora de la UE para la lucha contra el racismo sigue teniendo un papel clave en esta labor conjunta, junto con la participación plena y provechosa de la sociedad civil.
Tenemos que actuar todos de forma concertada para hacer que nuestros marcos jurídicos se reflejen en realidad cotidiana, en particular a fin de garantizar la aplicación íntegra de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial. Las Delegaciones de la Unión Europea en todo el mundo son nuestros valedores sobre el terreno y contribuyen activamente a los esfuerzos encaminados a que esta obligación se materialice.
Son demasiados los lugares en los que la discriminación racial continúa a erosionar los fundamentos de la paz y la seguridad, al alimentar el conflicto, la desigualdad y la injusticia. Erradicar el racismo favorece a todos los integrantes de nuestra sociedad. Renovemos hoy nuestra apuesta colectiva por afrontar la discriminación racial en todas sus formas.
Deja una respuesta