Los científicos afirman que existe una edad máxima a la que pueden llegar las personas.
Tanto si es mediante cámaras criogénicas o el «biohacking», esperamos el día en que la tecnología moderna nos permita vivir mucho más que antes, o incluso para siempre. Un estudio publicado en la revista «Nature Communications» afirma que esas pretensiones seguirán siendo cosas de la ciencia ficción.
La fuente de la vida
Un equipo de investigación de una empresa de biotecnología con sede en Singapur, denominada Gero, y el Roswell Park Comprehensive Cancer Center de Búfalo (Nueva York), ha determinado que el tiempo de vida máximo que puede alcanzar una persona es de 150 años. Según Eurostat, la esperanza de vida en la Unión Europea es de 81 años. La persona más longeva de la que se tiene constancia hasta la fecha es Jeanne Calment, quien vivió hasta los 122 años.
Para confirmar esta edad máxima, los investigadores usaron una aplicación para iPhone y recopilaron datos sobre análisis de muestras de sangre de más de 540 000 voluntarios de Rusia, el Reino Unido y los Estados Unidos. Posteriormente, los combinaron con datos adicionales de más de 4 500 personas para calcular el ritmo de declive físico del cuerpo.
Según explicó en una nota de prensa el doctor Peter Fedichev, coautor del estudio, quien también es cofundador y director general de Gero: «El envejecimiento en los humanos muestra características universales comunes de los complejos sistemas que funcionan al límite de la desintegración. Este trabajo es una demostración sobre cómo los conceptos tomados de las ciencias físicas se pueden usar en la biología para investigar diferentes aspectos de la senescencia [envejecimiento biológico] y la fragilidad a fin de efectuar intervenciones eficaces contra el envejecimiento».
Abordar la resiliencia para vivir mucho tiempo
Se utilizó la inteligencia artificial para analizar información relacionada con la salud y el estado físico. Los científicos descubrieron que el tiempo de vida de las personas se basa principalmente en la edad biológica (vinculada al estrés, al estilo de vida y a enfermedades crónicas) y la resiliencia (la capacidad de recuperarse rápidamente tras afrontar una situación estresante). Nuestros cuerpos perderían su capacidad de recuperación entre los 120 y 150 años. Con solo tratar problemas médicos no se mejorará la esperanza de vida. Centrarse en la causa principal de la disminución de la resiliencia puede ser la clave.
«Este trabajo, según mi opinión, es un gran avance conceptual porque determina y separa los papeles de los factores esenciales de la longevidad humana: el envejecimiento, definido como la pérdida progresiva de la resiliencia, y las enfermedades relacionadas con la edad, como “ejecutores de la muerte” tras la pérdida de la resiliencia. Explica por qué incluso el tratamiento y la prevención más eficaz de las enfermedades relacionadas con la edad solo pueden mejorar el promedio, pero no el tiempo de vida máximo, salvo que se hayan desarrollado verdaderos tratamientos antienvejecimiento», añadió el doctor Andrei Gudkov, coautor del estudio.
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