La descarbonización es un reto enorme para la industria naval, pero un proyecto llevado a cabo por una empresa finlandesa durante los últimos dos años muestra que es posible ahorrar hasta un 20 % de la energía empleada por los barcos en viajes de larga duración.
Los barcos aportan alrededor de 1 gigatonelada (o 1 000 millones de toneladas métricas) de emisiones de CO2, mientras que el volumen total de las emisiones causadas por la actividad humana asciende a unas 40 gigatoneladas. Se prevé que esta proporción aumentará con rapidez durante los próximos veinte años, ya que se están haciendo grandes esfuerzos por reducir las emisiones producidas en tierra.
La empresa de tecnologías limpias Norsepower ha diseñado un sistema de velas mecánicas que aprovecha la fuerza del viento para aportar una propulsión adicional a los barcos y reducir la carga en el motor principal, a fin de disminuir las emisiones. La compañía empleó el proyecto financiado con fondos europeos RotorDEMO para demostrar el funcionamiento de la tecnología en unas
Una propulsión más limpia
La vela del Rotor consiste en un cilindro de gran altura hecho de fibra de vidrio y carbono que gira sobre su eje principal accionado por un motor eléctrico. El movimiento circular hace que una delgada capa de aire gire alrededor del cilindro. Cuando ese aire interactúa con el viento que atraviesa la vela, se produce una diferencia de presión de aire a ambos lados del cilindro por el efecto Magnus. Al igual que en las velas convencionales o en las alas de un avión, esto genera un empuje que contribuye a propulsar el barco.
El sistema estándar consiste en dos o tres cilindros y puede instalarse en naves ya existentes o integrarse en una nueva construcción. Tras la instalación, no es necesaria la intervención de ningún operario. El sistema inteligente supervisa las condiciones del viento y gira el mecanismo para maximizar los beneficios.
Mejor si hace más viento
El sistema está diseñado para barcos de 100 metros o más y una instalación estándar consiste en dos o tres cilindros, con un coste total de entre 1 y 2 millones de euros. «Con los precios de entrega actuales, el plazo de amortización normal sería de entre tres y ocho años, pero esto depende en gran medida del tipo de barco. Además, cuanto mayor sea el viento en las rutas, menor será el tiempo necesario para amortizar los costes», aclara Riski.
El sistema ya está en el mercado y, con la ayuda de RotorDEMO, Norsepower lo ha instalado en otro barco además del Viking Grace —lo que supone un total de tres embarcaciones hasta la fecha— y ya hay un contrato firmado para realizar otra instalación en un nuevo crucero. El objetivo a largo plazo de Norsepower es instalar las velas Rotor en más de 20 000 naves.
Sin embargo, los aspectos económicos podrían dar un giro que beneficiaría a Norsepower. El principal combustible de los cargueros es el desecho de las refinerías de petróleo, una fuente de energía barata pero contaminante. A partir del 1 de enero de 2020, la Organización Marítima Internacional impondrá controles más estrictos sobre el nivel permitido de azufre en el fuelóleo, que pasará del 3,5 % al 0,5 % masa a masa.
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