Las enfermedades prevenibles por vacunación están volviendo en Europa. Tomemos el ejemplo del sarampión, una enfermedad potencialmente mortal.
Solo desde julio de 2017 hasta junio de 2018, se notificaron más de 13,000 casos de sarampión en 29 países del Espacio Económico Europeo. Entre estos, el 30% eran niños menores de cinco años. El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que puede llevar a complicaciones graves como ceguera, encefalitis (una infección que causa inflamación del cerebro) o infecciones respiratorias graves como la neumonía. Se estima que por cada 1,000 niños que contraen la enfermedad, entre uno y tres pueden morir. La vacunación puede evitar que los niños contraigan el sarampión, pero cada vez más niños dejan de estar protegidos porque sus padres rechazan o retrasan las vacunas que pueden salvar sus vidas.
Protegidos juntos
#VaccinesWork!
Amenaza mundial para la salud
Según la Organización Mundial de la Salud, el movimiento contra las vacunas es actualmente una de las diez principales amenazas mundiales para la salud. Este movimiento ya ha cobrado un alto precio en la salud pública en todo el mundo, causando brotes de enfermedades prevenibles por vacunación que llevaron a la muerte, especialmente entre los niños.
El gran éxito de las vacunas en la salud pública no significa que los reguladores dejen de estar atentos. El monitoreo continuo, la recolección y el análisis de los efectos secundarios son clave para mantener las vacunas seguras.
Es posible que tengamos que dar un paso atrás. En lugar de buscar la verdad en Internet, observemos y escuchemos a nuestros «héroes de la vacuna»: pediatras y enfermeras que, después de tratar a miles de pacientes, incluidos niños, se sienten lo suficientemente cómodos como para recomendar la inmunización; científicos que pasan miles de horas desarrollando y probando vacunas, para que sean efectivos y seguros; Padres y pacientes que se han convertido en defensores apasionados de la vacunación.
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