A nivel mundial, se prevé que el consumo de alimentos de origen animal aumente en los próximos decenios debido a los efectos combinados de varias megatendencias mundiales.
La población mundial aumentó de 2.500 millones de personas en 1950 a 7.700 millones a mediados de 2019 y se espera que alcance los 9.700 millones de personas en 2050 (ONU, 2019). Mientras tanto, el desarrollo económico mundial, la urbanización y la globalización están provocando el surgimiento de una clase media mundial más acomodada con hábitos alimentarios cambiantes (EEA, 2015). En particular, las poblaciones de Asia están pasando de las dietas tradicionalmente vegetarianas a las que contienen cantidades cada vez mayores de carne y productos lácteos. En general, se prevé que la demanda mundial de carne y productos lácteos aumente en un 73% y un 58%, respectivamente, en el período 2010-2050 (FAO, 2011).
Dado que la ganadería es responsable de una parte importante de las presiones ambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), estas proyecciones son preocupantes. Aproximadamente el 26% de las tierras libres de hielo del planeta se utilizan para el pastoreo de ganado y el 33% de todas las tierras de cultivo se utilizan para cultivar piensos (FAO, 2018a). El ganado (criado tanto para carne como para leche) es responsable de alrededor del 65 % de estas emisiones, y alrededor del 44 % de las emisiones de la ganadería son en forma de metano (FAO, 2018b).
¿Qué es la carne artificial?
El término «carne artificial» se refería originalmente a los alimentos producidos a partir de ciertas plantas que, tras su transformación, tendrían un sabor muy similar al de la carne tradicional. La primera oleada de «carne artificial» se hizo con soja, trigo u otros tipos de legumbres, cereales u hongos. Sin embargo, hoy en día, la «carne artificial» se refiere cada vez más a la carne producida por un nuevo proceso, en el que la carne se prepara a partir de las células madre de la carne real de animales vivos. Otros nombres que se utilizan comúnmente son «carne in vitro», «carne cultivada», «carne cultivada en laboratorio», «carne sintética» o «carne limpia»:
La carne in vitro consiste en inyectar tejido muscular de un animal en un cultivo celular, permitiendo que las células «crezcan» fuera del cuerpo del animal.
Las células madre, se ponen en un suero en el que comienzan a crecer y multiplicarse. Se utiliza un andamio comestible para orientar este crecimiento y formar una estructura tridimensional. El proceso es mucho más rápido que la producción tradicional de carne, que a menudo requiere más de un año. En condiciones ideales, dos meses de producción de carne in vitro a partir de unas pocas células musculares de un cerdo podría producir miles de toneladas de carne de cerdo.
Próximos pasos
Aunque la tecnología está apenas surgiendo y todavía está sujeta a limitaciones, no es ciencia ficción. En 2013, Mark Post, un profesor de la Universidad de Maastricht, presentó el primer prototipo de hamburguesa cultivada y luego creó una empresa, Mosa Meat, con el objetivo de llevar el producto al mercado para 2021 (BBC, 2013). Desde entonces, muchas otras empresas y laboratorios han comenzado a invertir en este campo (Cell Based Tech, 2019). A nivel de país, China incluso firmó un acuerdo de 300 millones de dólares con Israel para importar carne cultivada en laboratorio de tres empresas israelíes (EPRS, 2018).
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