Un estudio nuevo ha mostrado que la vitamina K2 podría aumentar el aprovechamiento del calcio y la seguridad de los tratamientos geriátricos contra la pérdida de masa ósea.
El calcio es un mineral fundamental necesario para el correcto funcionamiento del organismo. De hecho, son muchas las personas que toman suplementos de este mineral con la intención de reforzar sus huesos, sobre todo si sufren de osteoporosis, una afección que reduce la densidad y la calidad de la composición ósea. No obstante, la seguridad de este tipo de suplementos está en entredicho debido a que podrían aumentar el riesgo cardiovascular.
Un equipo de investigadores respaldado en parte por el proyecto financiado con fondos europeos INTRICARE estudió la influencia de los suplementos de calcio en la salud ósea y cardiovascular, y la función de la vitamina K a la hora de mejorar la seguridad de los tratamientos contra la osteoporosis. Los resultados se publicaron en la revista «Frontiers in Cardiovascular Medicine». «Aún no se sabe con certeza si los suplementos de calcio contribuyen sustancialmente a reducir la fragilidad ósea y el riesgo de fractura. Los datos apuntan a que el consumo de elevadas dosis de calcio a través de suplementos en mujeres que ya han pasado la menopausia aumenta la morbilidad y la mortalidad cardiovasculares.
La función de la vitamina K
Más del 99 % del calcio total del organismo está almacenado en dientes y huesos. El resto se encuentra en la sangre, los fluidos extracelulares y los tejidos tanto musculares como de otra índole, pero la presencia de sales de calcio al margen del hueso se denomina calcificación extraesquelética. En su artículo, los investigadores explicaron la idea de la «paradoja del calcio», mediante la cual se explica la coexistencia paradójica de una reducción de la densidad mineral ósea y un aumento de la calcificación vascular en diferentes condiciones patológicas.
Insisten así en lo común de esta situación en mujeres con osteoporosis tras la menopausia y pacientes con insuficiencia renal crónica. Tal y como se explica en el estudio: «Durante muchos años se consideró la calcificación como un proceso clínicamente irrelevante basado en la deposición pasiva de cristales de calcio, lo cual reflejaba sin más una realidad pasiva del envejecimiento y la enfermedad, mientras que indicios recientes apuntan en otra dirección, esto es, la calcificación vascular podría ser un proceso enormemente regulado».
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