Mediante una nueva tecnología desarrollada para su investigación sobre el glioblastoma, un tipo de cáncer cerebral, investigadores respaldados por la Unión Europea han demostrado cómo las células inmunitarias protegen el tumor y no el organismo.
Cada año, en todo el mundo, alrededor de 240 000 personas reciben un diagnóstico de tumor cerebral o tumor del sistema nervioso. De este tipo de tumores, el glioblastoma es la forma más frecuente y más letal. Se trata de un cáncer maligno que afecta el tejido cerebral y para el cual no existe ninguna cura.
Los científicos consideran probable que las células inmunitarias presentes en el tumor sean una de las principales razones que dificultan el tratamiento del glioblastoma. Los investigadores respaldados por el proyecto iGBMavatars, financiado con fondos europeos, han aportado pruebas que apoyan esta hipótesis. «Hemos desarrollado una nueva tecnología que nos permite visualizar, a escala molecular, cómo las células del sistema inmunitario innato acaban defendiendo a las células tumorales y no al organismo», comentó el doctor Gaetano Gargiulo, responsable del equipo de investigación, del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de la Asociación Helmholtz en una nota de prensa publicada en el sitio web «EurekAlert!».
Obstáculos para el tratamiento
Es sabido que resulta muy difícil tratar el glioblastoma. «Esto se debe principalmente a que la mayoría de fármacos antineoplásicos no consiguen atravesar la barrera hematoencefálica», explicó el doctor Gargiulo en la misma nota de prensa. La barrera hematoencefálica es una membrana semipermeable alrededor del encéfalo que evita el paso de toxinas o agentes patógenos. Otra de las razones es que existen múltiples subtipos de glioblastoma. Asimismo, la composición tumoral puede variar con el tiempo, especialmente cuando el cáncer recidiva tras haber completado el tratamiento, momento en que reaparece de forma más agresiva y letal. «Una mejor comprensión de las identidades de los subtipos de glioblastoma, así como los elementos que desencadenan estos cambios, podría orientar el desarrollo de tratamientos nuevos y más eficaces», afirmó Matthias Schmitt, autor principal.
Diseñar genes indicadores
Debido al carácter heterogéneo del glioblastoma, se necesita una estrategia innovadora para caracterizar la heterogeneidad de los tumores cerebrales. El equipo, motivado por esta necesidad, creó unos genes indicadores sintéticos: genes que se fijan a la secuencia reguladora de otro gen a fin de detectar o determinar la expresión genética. El objetivo de dichos genes indicadores era permitir el seguimiento genético de los estados de las células tumorales. Los hallazgos de los investigadores se publicaron en la revista «Cancer Discovery».
Gracias a su nueva tecnología, el equipo de investigación ha sido capaz de obtener información sobre los procesos biológicos de los tumores cerebrales. «Hemos identificado los reguladores que programan la firma de cada subtipo en el genoma de las células tumorales», explicó Yuliia Dramaretska, coautora, en la nota de prensa. «Luego transformamos estos segmentos cortos de ADN en indicadores moleculares que presentan fluorescencia cuando las células cambian». El equipo también identificó los factores desencadenantes de dichos cambios en las células de los diferentes subtipos de glioblastoma. Aunque en el estudio se describe el glioblastoma proneural como «una identidad programada», se descubrió que el glioblastoma mesenquimal se veía sometido a un rápido cambio de estado celular desencadenado por la radiación ionizante, pero no por la hipoxia.
Según el doctor Gargiulo, los planes para el futuro conllevarán el uso de genes indicadores para descubrir cómo evitar que las células inmunitarias aumenten la agresividad de las células tumorales. «Es posible que también podamos fomentar el reclutamiento de otras células inmunitarias que les ayudarían a luchar contra el tumor», declaró en la misma nota de prensa. Dichos plantes permitirán la promoción de los objetivos del proyecto iGBMavatars (Glioblastoma Subtype Avatar models for Target Discovery and Biology) con el fin de mejorar los tratamientos disponibles para de reforzar la respuesta de los pacientes y sentar las bases para el descubrimiento de nuevos tratamientos más eficaces.
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