Una colección de moda a partir de los restos de uvas procedentes de la industria del vino y plástico hecho de plumas de pollo son dos nuevos giros en la práctica de la fabricación de nuevos productos a partir de residuos.
El desperdicio de alimentos no es solo el resultado de las compras que se han apagado o las comidas no consumidas. A medida que los alimentos se procesan para el consumo, se generan grandes cantidades de desechos y residuos que no se re-utilizan.
La industria avícola europea, por ejemplo, genera alrededor de 3,1 millones de toneladas de plumas desechadas en 2014. Y durante la producción de vino, alrededor del 25% del peso de la uva, como las pieles y las semillas, se desperdician.
‘La idea de recursos ilimitados ya no es válida por lo que es necesario buscar fuentes alternativas de materias primas,’ dijo Sarah Montes, científico de investigación con la empresa española Cidetec. Ella coordina un proyecto llamado KARMA2020, que está estudiando cómo transformar las plumas no deseadas en plásticos biodegradables.
Los desperdicios de plumas de pollo, que se generan en casi todo el mundo en grandes cantidades, generalmente se incineran o terminan en vertederos o como alimento para animales de baja calidad. Pero tiene el potencial de ser un recurso valioso. Las plumas están compuestas por un 90% de queratina, la misma proteína fibrosa que le da al pelo, a los cascos y a los cuernos su dureza.
«La mayoría de los residuos es un material rentable», dijo Montes. Debido a su alto contenido de queratina, son susceptibles de producir plásticos que son más fuertes y más plumas resistente a la rotura en comparación con los que utilizan proteínas de almidón o de plantas modificadas, por ejemplo.
Viabilidad económica
El próximo desafío es ampliar su proceso de producción para la fabricación industrial y probar qué tan bien funcionan las materias primas a base de plumas en productos finales particulares.
Por el momento, los investigadores están buscando principalmente cómo hacer envases de alimentos a partir de plumas, aunque también están desarrollando otras aplicaciones como fertilizantes de liberación lenta, materiales compuestos y recubrimientos ignífugos, dependiendo de la viabilidad económica y técnica.
La demanda de productos de la economía circular -donde los subproductos de una industria se utilizan como materia prima para otra- podría beneficiarse de un fenómeno conocido como consumismo consciente.
Un informe de 2017 de Unilever mostró que un tercio de los consumidores prefieren marcas sostenibles. Y es probable que esto crezca, ya que las credenciales medioambientales de una empresa son cada vez más importantes entre los jóvenes.
WineLeather
La compañía italiana Vegea, cuenta con esta tendencia para ayudarlos a competir con los jugadores existentes en su campo: la producción de cuero. Tanto la producción animal como la producción de cuero sintético están bien establecidas, pero Vegea cree que un biopiel fabricado con desechos de uva podría ayudar a construir su propio nicho de mercado si demuestran que su proceso es rentable y respetuoso con el medio ambiente.
A través de un proyecto llamado WineLeather, Vegea está produciendo su biopiel utilizando orujo de uva, las partes sólidas de las uvas que son productos de desecho de la producción de vino. El equipo se ha centrado en el desarrollo de textiles naturales para satisfacer la demanda de alternativas sostenibles en la industria del vestido y la indumentaria. «Después de ver varias materias primas potenciales, se seleccionó el orujo de uva porque contiene tanto aceite como lignocelulosa, dos componentes que son óptimos para la creación de textiles biológicos con nuestra tecnología», dijo Marco Bernardi, gerente de investigación y desarrollo de Vegea. Para hacer su tela, las uvas sobrantes se secan primero para preservarlas, de modo que la materia prima esté disponible durante todo el año y no solo durante la temporada de vinificación.
Coleccion de moda
Ya han producido productos de muestra utilizando su material para la empresa de ropa H & M que se exhibieron en una exposición el año pasado.
«Preparamos una colección de moda completa para ellos, con vestidos, zapatos y bolsos hechos con nuestro material a base de vino», dijo Bernardi. El proyecto WineLeather ahora está ampliando su capacidad de producción para que puedan pasar de la fase de prototipo a una empresa comercial.
Aunque el método de producción hace uso de las tecnologías existentes, el equipo ha presentado alternativas más ecológicas a los productos químicos tóxicos y nocivos para el medio ambiente que se utilizan habitualmente. Su proceso de producción se considera de cero impacto ya que solo utilizan residuos como materia prima, no usan reactivos químicos ni agua adicional y no producen subproductos.
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