Las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea (UE) disminuyeron casi un 4 % en 2019, según los últimos datos oficiales, publicados hoy por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Estos datos confirman las estimaciones preliminares de la AEMA, publicadas en octubre de 2020. El gran descenso de las emisiones, logrado antes de la crisis de COVID-19, se debió principalmente a la reducción del uso del carbón para la generación de energía.
Los datos oficiales, presentados en nombre de la UE a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), muestran que los Estados miembros de la UE lograron reducir colectivamente sus emisiones en un 3,8 % de 2018 a 2019. Este descenso situó las emisiones de la UE un 24,0 % por debajo de los niveles de 1990, sin tener en cuenta las absorciones de dióxido de carbono procedentes de las actividades de uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (LULUCF). Cuando se incluyen estas eliminaciones, la reducción global de 1990 a 2019 asciende al 25,9 %.
Casi el 80 % de la reducción neta de emisiones lograda en 2019 tuvo lugar en el sector de la calefacción y la electricidad, que está cubierto por el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS). El aumento de los precios del carbono y el abaratamiento relativo del gas en comparación con el carbón condujeron a una importante reducción del uso del carbón, en favor del gas y las fuentes de energía renovables.
Las emisiones también disminuyeron en otros sectores industriales y en los edificios residenciales, estos últimos debido a un invierno más cálido y una menor demanda de calefacción.
Sin embargo, las emisiones de CO2 del sector del transporte continuaron su tendencia al alza en 2019. En el caso del transporte por carretera, el aumento se debió sobre todo al mayor consumo de gasolina en los turismos.
Durante las últimas tres décadas, varios factores han contribuido a la reducción de las emisiones de la UE, como el fuerte aumento del uso de energías renovables, el cambio del carbón al gas en la producción de electricidad y calor, las mejoras en la eficiencia energética y los cambios estructurales en las economías europeas. La descarbonización del sector eléctrico de la UE ha sido el factor que más ha contribuido a la reducción de emisiones desde 1990.
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