Investigadores pertenecientes al proyecto financiado con fondos europeos PEPTICAPS están sirviéndose de nanocápsulas para tratar afecciones comunes como dermatitis alérgica e irritativa, piel dañada por el sol o afecciones de la pigmentación de la piel.
Las nanotecnologías podrían revolucionar la sanidad y las nanocápsulas son un ejemplo claro. Estas cáscaras a nanoescala presentan tamaños minúsculos de entre diez y mil nanómetros y suponen una revolución para la administración de fármacos. El fármaco se coloca en la cavidad de la nanocápsula, la cual está rodeada por una membrana polimérica biocompatible que libera el principio activo a discreción.
En el caso del cuidado de la piel, las nanocápsulas podrían utilizase para tratar afecciones comunes como dermatitis alérgica e irritativa, la piel dañada por el sol o la pigmentación de la piel. Pero antes de utilizar productos que contengan activos nanoencapsulados, es necesario desarrollarlos, probarlos y validarlos, que es precisamente la función del proyecto PEPTICAPS, financiado con fondos europeos.
Nanocápsulas que sienten la piel
En el transcurso del proyecto, sus investigadores desarrollaron y validaron una nueva familia de nanocápsulas seguras y que responden a estímulos, diseñadas para portar principios activos frágiles y naturales, como por ejemplo vitaminas y extractos. Cuando se extiende la crema en la piel, la tecnología de PEPTICAPS aprovecha los cambios inducidos por la piel dañada para liberar los ingredientes activos de las nanocápsulas allí donde la piel más lo necesita.
Además de las propias nanocápsulas, los investigadores del proyecto desarrollaron una nueva herramienta de «software» para predecir la toxicidad de nanomateriales basados en polímeros.
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