El transporte es responsable de más del 30% de las emisiones de CO2 en la UE, de las cuales el 72% proviene del transporte por carretera. Como parte de su trabajo para reducir las emisiones de CO2, la UE se ha comprometido a disminuir las que provienen del transporte un 60% por debajo de los niveles de 1990 para 2050.
Emisiones del transporte en aumento
Este propósito no será fácil de alcanzarlo, ya que las reducciones de las emisiones se han realentizado al haber cada vez más personas que utilizan medios de transporte.
La eficiencia de combustible en los coches nuevos avanza lentamente. Después de una disminución constante, en 2017 los automóviles recién registrados emitieron una media de 0,4 gramos de CO2 por kilómetro más que en 2016.
Para aumentar el ritmo, la Unión Europea se ha propuesto nuevos objetivos de emisiones de CO2 de los coches y furgonetas. Los eurodiputados votarán las nuevas reglas en la sesión plenaria del 27 de marzo.
Los coches, los más contaminantes
Las emisiones de CO2 en el transporte de pasajero varían significativamente según el medio. Los coches son el principal contaminante, con un 60,7% del total de las emisiones del transporte en carretera de Europa.
Sin embargo, los automóviles pueden situarse entre los medios de transporte más limpios si llevan a, al menos, cuatro personas, sólo por detrás del tren.
Con una media de 1,5 pasajeros por automóvil en Europa, existen otras alternativas más limpias como los autobuses.
Los coches eléctricos, ¿una alternativa más limpia?
Hay dos formas de reducir las emisiones de CO2 de los automóviles: hacer que los vehículos sean más eficientes o cambiar el combustible utilizado. En la actualidad, la mayoría (52%) de los automóviles en Europa usan gasolina, pero la electricidad cada vez es más popular.
Aunque todavía suponen un 1,5% en el mercado, el número de vehículos eléctricos registrados en la Unión Europea crece constantemente. La venta de coches eléctricos con batería en 2017 fue un 51% mayor que en 2016.
El «cuánto CO2 produce un coche» debe plantearse no sólo en las emisiones generadas durante su uso, sino también en las que causan su producción y eliminación. En este sentido, la producción y desecho de un automóvil eléctrico es menos respetuosa con el medio ambiente que un automóvil con motor de combustión interna. Además, el nivel de emisiones de los vehículos eléctricos varía según la producción de electricidad.
Aun así, si se tiene en cuenta la combinación energética media en Europa, los coches eléctricos son más limpios que los que funcionan con gasolina. A medida que la proporción de electricidad proveniente de fuentes renovables aumente en el futuro, los automóviles eléctricos serán menos dañinos para el medio ambiente.
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