Hoy día, tanto los alimentos frescos como las comidas precocinadas se comercializan envasados lo cual acarrea un mayor impacto y contaminación ambiental debido a los materiales plásticos que contienen los envases.
Problema actual
Una alternativa a los plásticos de los envases son los materiales biodegradables, presentes en el mercado desde hace muchos años y cuya cuota de mercado sigue creciendo. A pesar de ello, existen limitaciones importantes que dificultan su uso generalizado en el envasado de alimentos, ya que estos materiales no proporcionan una barrera suficiente contra el vapor de agua, el oxígeno o los sabores.
Un nuevo material
El proyecto financiado con fondos europeos HyperBioCar abordó este reto al desarrollar y probar nuevos materiales de recubrimiento biodegradables híbridos, formados por componentes orgánicos e inorgánicos, para su uso en el envasado de alimentos, cosméticos y dispositivos médicos. «Desarrollamos un material de recubrimiento basado en polímeros extraídos de biomasa lignocelulósica combinados con el material bioORMOCER®s», comenta Stefan Hanstein, coordinador del proyecto en el Instituto Fraunhofer IWKS. Los bioORMOCER®s son materiales de recubrimiento biodegradables de base biológica desarrollados por el Instituto Fraunhofer para la Investigación de Silicatos.
La pulpa de manzana convertida en polímero
El siguiente paso consistió en adaptar el material de recubrimiento de barrera a los diferentes materiales portadores, que incluyen sustratos de biopolímeros flexibles y rígidos, y realizar pruebas para las aplicaciones de envasado. Según Hanstein: «Este método mejora las propiedades de los materiales de embalaje y de los materiales reciclables de base biológica mediante el uso de un recubrimiento de barrera biodegradable».
Impacto medioambiental
HYPERBIOCOAT beneficia al medio ambiente debido a su menor huella de CO2 y a la conservación de los recursos naturales: la cadena de suministro no necesita ningún área adicional de cultivo de plantas, suministro adicional de agua, fertilizantes y pesticidas. Es más, la industria alimentaria se beneficiará de una nueva cadena de valor para sus recursos fibrosos.
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