Investigadores respaldados por la UE han calculado las densidades de los siete planetas de TRAPPIST-1 con más precisión que nunca, lo que permite conocer mejor su composición.
A cuarenta años luz del Sol se encuentra la estrella que llamamos TRAPPIST-1 y los siete planetas del tamaño de la Tierra que la orbitan. Desde el descubrimiento de la estrella en 1999 y los posteriores descubrimientos de sus planetas rocosos, los astrónomos han intentado saber más sobre la composición de estos cuerpos celestes. Ahora, gracias a los datos recogidos por los telescopios terrestres y espaciales, los investigadores de los proyectos ESCAPE, WHIPLASH, BEBOP y SPECULOOS, financiados por la UE, han podido calcular la densidad de los planetas de TRAPPIST-1 con mayor precisión que antes. Publicados en ‘The Planetary Science Journal’, estos hallazgos les han proporcionado valiosas pistas sobre la composición de los planetas.
«El sistema TRAPPIST-1 es realmente notable porque los siete planetas fueron encontrados por el método de tránsito», señaló el coautor Adam Burgasser, de la Universidad de California en San Diego, en un artículo publicado en el sitio web de la universidad. «Los planetas pasan entre nosotros y su estrella anfitriona, lo que detectamos por un pequeño descenso en el brillo de la estrella. Y aunque no podemos ver los planetas directamente, estos tránsitos proporcionan una forma inteligente de medir tanto el radio como la masa, y por tanto la densidad media, de cada uno de estos mundos.»
Los resultados de la investigación indican que los siete planetas del sistema TRAPPIST-1 tienen densidades y composiciones similares. Los científicos descubrieron que la proporción de los materiales de los que se cree que están hechos los planetas rocosos – hierro, magnesio y silicio – era más o menos la misma en los siete planetas. A diferencia de nuestro sistema solar, cuyos planetas tienen densidades muy diferentes.
¿Por qué una densidad inferior a la de la Tierra?
Según el estudio, aunque los planetas de TRAPPIST-1 tienen una composición similar a la de la Tierra, su densidad es menor. Una de las explicaciones que se ofrecen es el menor porcentaje de hierro en los planetas TRAPPIST-1: un 21 % frente al 32 % de nuestro planeta. «Menos hierro en el núcleo podría reducir la generación de campos magnéticos alrededor de los planetas», explica Burgasser en el mismo artículo. «Esto es importante para la habitabilidad, ya que el campo magnético de la Tierra es una de las barreras protectoras contra las partículas de alta energía procedentes del Sol». Una explicación alternativa para la menor densidad de los siete planetas es que su contenido de oxígeno es lo suficientemente alto como para oxidar todo el hierro, haciendo que los planetas no tengan núcleo. Según el artículo, el autor principal, Eric Agol, de la Universidad de Washington, cree que podría ser una combinación de los dos escenarios, es decir, menos hierro en general y algo de hierro oxidado.
«El cielo nocturno está lleno de planetas, y sólo en los últimos 30 años hemos podido empezar a desentrañar sus misterios», declaró la coautora Caroline Dorn, de la Universidad de Zúrich. «El sistema TRAPPIST-1 es fascinante porque en torno a esta estrella podemos conocer la diversidad de planetas rocosos dentro de un mismo sistema. De hecho, podemos aprender más sobre un planeta estudiando también a sus vecinos, así que este sistema es perfecto para ello».
Los proyectos ESCAPE (Exploring Shortcuts for the Characterization of the Atmospheres of Planets similar to Earth), WHIPLASH (WHat next? an Integrated PLanetary Atmosphere Simulator: from Habitable worlds to Hot jupiters) y BEBOP (Binaries Escorted By Orbiting Planets) están en marcha. El proyecto SPECULOOS (SPECULOOS: searching for habitable planets amenable for biosignatures detection around the nearest ultra-cool stars) terminó en 2019.
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