Ya está en marcha el proceso para establecer el próximo presupuesto a largo plazo de la UE, que abarcará el período 2021-2027. Está en juego el futuro de Europa. Se trata de decidir si la Unión Europea hará menos, lo mismo o más por sus ciudadanos.
El Parlamento Europeo quiere que la reforma presupuestaria para después de 2020 esté en consonancia con sus compromisos políticos y su nivel de ambición para el futuro de la Unión. Además, esta reforma debe garantizar la continuidad de las principales políticas de la UE, como la regional y la agrícola. Con este presupuesto, deberían poder abordarse asimismo los futuros desafíos para lograr una Europa más fuerte y sostenible. El presupuesto de la Unión debe servir para promover la paz, la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la igualdad de género, así como para impulsar el bienestar, el crecimiento económico, el empleo de calidad, la solidaridad entre los Estados miembros y entre los ciudadanos y contribuir a la lucha contra el cambio climático.
El presupuesto de la UE es fundamentalmente un presupuesto dedicado a la inversión y no puede incurrir en déficit, lo que le confiere un carácter único. Cerca del 93 % del presupuesto de la UE se destina a los ciudadanos, las regiones, las ciudades, los agricultores, las universidades y las empresas. Por otra parte, el gasto administrativo de la UE representa menos del 7 % del total del presupuesto de la Unión. La pertenencia al mercado único aporta más ventajas económicas, en particular para los Estados miembros que dependen en gran medida del comercio internacional.
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