Paquete de primavera del Semestre Europeo 2018: Recomendaciones Económicas a los Estados para lograr un crecimiento sostenible, integrador y a largo plazo
La economía europea crece al ritmo más rápido de los registrados desde hace una década, impulsada por una tasa récord de empleo, una inversión que se recupera y la mejoría de las finanzas públicas. Según las previsiones de primavera de 2018 de la Comisión, el crecimiento en los próximos dos años se ralentizará ligeramente pero seguirá siendo sólido. Deben aprovecharse las actuales condiciones favorables para hacer que las economías y las sociedades de Europa sean más fuertes y resilientes. Las recomendaciones específicas por país que hoy se proponen se basan en los avances ya realizados en años recientes y buscan aprovechar las perspectivas económicas favorables para orientar a los Estados miembros a tomar nuevas medidas.
Las recomendaciones específicas por país de 2018
Las recomendaciones se centran en reforzar las bases de un crecimiento sostenible e integrador a largo plazo. Se basan en los análisis exhaustivos realizados por la Comisión en los últimos informes por país, que ponen de relieve los problemas heredados en determinados Estados miembros a consecuencia de la crisis financiera y los retos para el futuro.
La mejora del contexto económico permite centrar la atención en un nuevo conjunto de prioridades, oportunidad que debe aprovecharse para hacer lo necesario en el contexto nacional, teniendo en cuenta la estrecha interdependencia de las economías de la UE, en especial las de la zona del euro.
En particular, la Comisión llama a los Estados miembros a emprender reformas estructurales que mejoren el entorno empresarial y las condiciones para la inversión, concretamente reformando los mercados de productos y servicios, apoyando la innovación, mejorando el acceso de las pequeñas y medianas empresas a la financiación y combatiendo la corrupción.
Pero los Estados miembros también deben reforzar la resiliencia económica ante retos a largo plazo tales como las tendencias demográficas, la migración y el cambio climático. Solo unas economías resistentes a largo plazo pueden garantizar la convergencia económica y la reducción de las desigualdades.
Este año, guiadas por el pilar europeo de derechos sociales proclamado en noviembre de 2017, las recomendaciones dedican especial atención a los retos sociales. Se hace hincapié en la oferta de competencias adecuadas, la eficacia y adecuación de las redes de seguridad social y la mejora del diálogo social.
Asimismo, se recomienda a los países que lleven a cabo reformas para preparar a su mano de obra para el futuro, incluidas las futuras modalidades de trabajo y el auge de la digitalización; reducir las desigualdades de ingresos; y crear empleo, sobre todo para los jóvenes.
Siguen corrigiéndose los desequilibrios macroeconómicos
La corrección de los desequilibrios macroeconómicos sigue adelante, si bien aún no se han abordado algunas de las fuentes de desequilibrio, a la vez que han surgido nuevos riesgos. En algunos países se han corregido los déficit por cuenta corriente, pero en otros los excedentes se mantienen prácticamente sin cambios. El desapalancamiento se produce a ritmo desigual, y en algunos Estados miembros siguen altos los niveles de deuda privada, pública y externa. Para reducir la vulnerabilidad de esos países, es fundamental mantener la deuda en una clara trayectoria descendente. Son cada vez más los Estados miembros donde deben vigilarse estrechamente los problemas derivados del aumento del precio de la vivienda.
En marzo de 2018, la Comisión concluyó que ocho Estados miembros experimentaban desequilibrios (Alemania, Bulgaria, España, Francia, Irlanda, Países Bajos, Portugal y Suecia), y tres experimentaban desequilibrios excesivos (Croacia, Italia y Chipre). Al igual que en años anteriores, habrá un seguimiento específico de todos los Estados miembros. Esto permitirá a la Comisión seguir de cerca las medidas tomadas dentro del procedimiento de desequilibrio macroeconómico, proceso de supervisión cuya profundidad refleja la magnitud de los desafíos y la gravedad de los desequilibrios.
Revisión de la flexibilidad en el marco de las normas vigentes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento
En 2015, la Comisión publicó orientaciones sobre el mejor uso posible de la flexibilidad en el marco de las normas vigentes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Sobre la base de estas orientaciones, en 2016 el Consejo ECOFIN aprobó una Posición común sobre flexibilidad, que exigía a la Comisión revisar la aplicación de las denominadas «cláusula de reforma estructural» y «cláusula de inversión» a más tardar a finales de junio de 2018.
La revisión concluye que los objetivos clave de las orientaciones de la Comisión y de la Posición común sobre flexibilidad se han cumplido en gran medida. La experiencia pone de manifiesto que la práctica de esta flexibilidad permitió alcanzar el justo equilibrio entre garantizar una política presupuestaria prudente y estabilizar la economía. Este año se prevé que el déficit agregado en la zona del euro baje al 0,7 % del PIB, desde el máximo del 6,3 % del PIB alcanzado en 2009. El ratio deuda/PIB bajará del 94,2 % en 2014 al 86,5 % % en 2018.
De cara al futuro, este enfoque anima a los Estados miembros a aumentar su esfuerzo presupuestario en coyunturas favorables para que las economías de la UE sean más resistentes. Tras cinco años de expansión económica en Europa, ha llegado el momento de crear reservas presupuestarias.
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