Las nuevas tecnologías protésicas que estimulan los nervios podrían allanar el camino para las prótesis que se sienten como una parte natural del cuerpo y reducir el dolor del miembro fantasma que comúnmente sufren los amputados.
Silvestro Micera, profesor de neuroingeniería translacional en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, ha pasado los últimos 20 años averiguando cómo hacer mejores prótesis para las personas con miembros amputados. Se interesó en las prótesis cuando era adolescente.
Me encantaban los cómics y las películas de ciencia ficción, cosas como «Doctor Octopus» de Spiderman. Al principio, era el interés científico de un adolescente, pero luego se convirtió en una idea de ayudar a la gente a recuperar lo que han perdido
Proyectos europeos a la vanguardia
Un proyecto europeo que dirigió, llamado NEBIAS, (NEurocontrolled BIdirectional Artificial upper limb and hand prosthesiS) desarrolló una mano robótica que proporciona una retroalimentación sensorial al usuario. La tecnología detrás de ella fue innovadora – un implante colocado bajo la piel que se conecta a los nervios de la persona. Transmite la información de los sensores de la mano estimulando los nervios con señales eléctricas.
Evidencia
Para ampliar este trabajo, creó una empresa llamada SensArs, que se financia a través de un proyecto europeo llamado GOSAFE, con el objetivo de obtener más pruebas del impacto que la prótesis tiene en la vida de las personas.
La fabricación de una prótesis que se sienta como parte de una persona es uno de los mayores retos para mejorar la calidad de vida de los amputados. Aparte de la necesidad de tener una retroalimentación sensorial, es muy complejo replicar los músculos que controlan una extremidad para que una prótesis se sienta natural. Sólo en la mano, por ejemplo, hay más de 30 músculos individuales para controlarla.
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