Nuevos estudios muestran que los siete planetas que orbitan a la estrella enana TRAPPIST-1 están compuestos en su mayoría de roca, y que algunos podrían tener más agua que la Tierra.
© Angel Soler Gollonet, Shutterstock
La búsqueda de vida en otros sistemas solares dio lugar al sorprendente descubrimiento hace un año de siete planetas de un tamaño similar al de la Tierra en torno a TRAPPIST-1, una estrella enana ultrafría situada a menos de cuarenta años luz de la Tierra. Los responsables de este gran descubrimiento continuaron sus investigaciones a fin de conocer estos planetas con mayor detalle, una labor que aportó información sobre su naturaleza y composición.
En una época en la que la astronomía tiene capacidad para buscar planetas potencialmente habitables en torno a estrellas distintas al Sol, el proyecto financiado con fondos europeos SPECULOOS se dedicó en concreto a las más pequeñas y tenues. El tamaño y la debilidad de estas estrellas enanas ultrafrías las convierte en candidatas ideales para el estudio de sus planetas dada la tecnología disponible. Pero los planetas de TRAPPIST-1 también presentan otras ventajas. Sus periodos orbitales cortos duran entre 1,5 y 18,7 días, de forma que generan muchas oportunidades de observación desde la Tierra al pasar por delante de su estrella.
Las ventajas que ofrecen las características del sistema planetario de TRAPPIST-1 se aprovecharon mediante un estudio con los telescopios terrestres TRAPPIST y SPECULOOS y los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, herramientas que permitieron ampliar los estudios sobre la naturaleza y la posible habitabilidad de los planetas. Sus observaciones generaron cálculos más precisos de las distancias, la temperatura, el radio y la masa de la estrella enana. Esta información reviste importancia de cara a conocer mejor los planetas que la orbitan.
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