La propiedad intelectual fue creciendo en importancia a lo largo del siglo XX. Las iniciativas legislativas y la jurisprudencia se vieron obligadas a seguir el ritmo a los rápidos avances tecnológicos, como, por ejemplo, las formas más sencillas y baratas de copiar contenidos (¿se ha planteado alguna vez cómo la fotocopiadora, la cinta VHS, los CD y, ahora, internet han afectado a la protección de los derechos de propiedad intelectual?). En su momento, ante la acuciante globalización, la dimensión internacional de la propiedad intelectual también adquirió mayor relevancia… y fueron surgiendo más leyes al respecto.
Legislación nueva y más específica en materia de propiedad intelectual
En primer lugar, a lo largo de la primera mitad del siglo XX, se adoptaron nuevos estatutos en materia de propiedad intelectual. La nueva legislación sirvió, entre otras cosas, para aplicar en la legislación nacional los instrumentos internacionales adoptados en el siglo XIX con sus revisiones más recientes. Por ejemplo, la Ley de Derechos de Autor de 1911 permitió al Reino Unido armonizar su legislación con el Convenio de Berna, revisado por última vez en Berlín en 1908.
La primera mitad del siglo XX, lamentablemente, también fue testigo de dos guerras mundiales, cuyos efectos se dejaron sentir en toda la sociedad; y la propiedad intelectual no fue una excepción.
El Código de la Propiedad Intelectual francés, por ejemplo, amplió el plazo de la protección de los derechos de autor para determinadas obras creadas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, o para los autores que fallecieron luchando por Francia. El argumento esgrimido fue que estos autores no habían sido capaces de explotar plenamente sus obras durante los conflictos. En consecuencia, libros como El Principito van a gozar de protección mucho más allá del período ordinario de 70 años posterior a la muerte del autor. Aunque Antoine de Saint-Exupéry falleció en 1944, se calcula —si bien todavía existen incertidumbres— que su obra más famosa estará protegida por derechos de autor hasta algún momento entre 2033 y 2045.
Otro ejemplo, pero por motivos diferentes, se refiere a los propios derechos de autor de Hitler. Tras la derrota de los nazis en 1945, el Estado de Baviera se convirtió en el titular de los derechos de propiedad intelectual de la obra más infame de Hitler, Mein Kampf. Se mantuvo la protección de los derechos de autor durante los 70 años posteriores a la muerte de Hitler y Baviera denegó cualquier permiso para reimprimir la obra a fin de evitar que se utilizara para la incitación al odio.
Continúan los esfuerzos de internacionalización
Asimismo, en la primera mitad del siglo XX, se adoptaron nuevos instrumentos internacionales en materia de propiedad intelectual y se revisaron los existentes. Entre los primeros cabe citar el Arreglo de La Haya de 1928 por el que se establece un sistema internacional para el registro de dibujos y modelos industriales, el Arreglo de Niza de 1957 por el que se establece una clasificación de productos y servicios a efectos del registro de marcas comerciales y de servicios, y la Convención de Roma de 1961 por la que se garantizan los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión.
La propiedad intelectual y los derechos humanos
El final de la Segunda Guerra Mundial marcó el comienzo de una nueva era en el ámbito de la política y las relaciones internacionales. Por primera vez en la historia, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 dispuso que los derechos humanos fundamentales deben gozar de protección universal. Entre otros, la propiedad intelectual fue reconocida como un derecho fundamental en este ámbito: el artículo 27 establece que toda persona tiene derecho a «tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten».
Un par de años más tarde, también se publicó el Convenio Europeo de Derechos Humanos, según el cual la propiedad intelectual merece protección al amparo del derecho de propiedad. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos defiende este principio en su legislación actual.
El legado de la historia de la propiedad intelectual en la primera mitad del siglo XX
En la primera mitad del siglo XX, la propiedad intelectual adquirió cada vez más importancia: no solo se adoptaron leyes más sofisticadas en materia de propiedad intelectual, sino que también se intensificaron los esfuerzos por lograr una mayor armonización internacional. Además, la propiedad intelectual logró afianzarse en el sistema de derechos humanos. El legado de todo esto sigue muy presente en nuestros días.
Deja una respuesta