Una de las consecuencias más visibles y desoladoras de la crisis financiera de 2008-2009 fue el aumento notable del paro en toda Europa, que llegó a alcanzar cotas inéditas desde hace decenios.
Los jóvenes sufrieron este paro de un modo especialmente intenso y un proyecto financiado por la Unión Europea estudió al detalle las consecuencias directas de este repunte del desempleo juvenil, un reto social con el que aún hay que lidiar.
Hace ya casi diez años desde que comenzó la peor crisis económica desde la gran depresión. Esta crisis aún proyecta su sombra alargada sobre Europa, e investigadores del proyecto EXCEPT (Social Exclusion of Youth in Europe: Cumulative Disadvantage, Coping Strategies, Effective Policies and Transfer) descubrieron que esta sombra se cierne en mayor medida sobre los más jóvenes del continente. Los investigadores también estudiaron en profundidad las consecuencias directas del desempleo juvenil.
Las consecuencias inmediatas del desempleo
A partir de un análisis de datos cuantitativos de la UE de los veintiocho y Ucrania, el equipo del proyecto descubrió que las consecuencias inmediatas del paro entre los jóvenes eran un descenso general del bienestar, la salud y la independencia.
Las consecuencias son mucho peores para los hombres que para las mujeres, sobre todo si la pérdida del trabajo se produce al principio de su carrera. «Las consecuencias para la salud del desempleo, en especial en el caso de los hombres, va más allá del joven desempleado y afecta también a la pareja», confesó la profesora Marge Unt, coordinadora del proyecto. «El desempleo masculino deteriora la salud de sus parejas, sobre todo en países conservadores en los que aún existe la expectativa de que el hombre debe ser el principal sostén familiar».
Experiencias de jóvenes en nueve países
EXCEPT entrevistó a 386 jóvenes de 9 países europeos representantes de distintos sistemas de seguridad social, y ofreció un conocimiento exhaustivo sobre el modo en el que los jóvenes desaventajados perciben su situación social y las diferencias existentes de un país a otro. «En Bulgaria, Estonia, Polonia y Ucrania, los jóvenes se quejaban menos de la falta de trabajo y más de los trabajos “tóxicos” y de las condiciones de trabajo “duras”», señala la profesora Unt. «En Grecia e Italia, afloró un sentimiento mucho más intenso de desánimo en cuanto a la trayectoria profesional de los jóvenes en su país de origen». Entre los jóvenes desempleados, el mayor aumento en el pesimismo en cuanto a poder o no llegar a fin de mes tras la crisis se produjo en Chipre, Grecia y España.
No obstante, no todos los resultados fueron negativos. En Suecia y Reino Unido, donde está descendiendo el paro juvenil, los jóvenes son más optimistas y aspiraban a oportunidades profesionales acordes con su formación y ambiciones. En general, el paro tuvo un impacto mucho menor en países con un mayor grado de educación superior entre los jóvenes, un sistema educativo terciario menos estratificado y políticas de empleo pasivas más generosas.
Mejores pensiones para la juventud
Los descubrimientos de EXCEPT ofrecen mucha información de cara a redactar políticas sobre la experiencia de los jóvenes, sobre todo en un ámbito que podría no asociarse directamente con los más jóvenes, las pensiones. «Una de las facetas más innovadoras de nuestro proyecto fue analizar las consecuencias de la fragilidad del mercado de trabajo para los mayores», afirmó la profesora Unt. «Los jóvenes saben que deben ahorrar para la jubilación pero muchos no pueden hacerlo».
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