Aunque Estrasburgo es la sede oficial del Parlamento Europeo, la mayoría de las comisiones parlamentarias se desarrollan en Bruselas, y, por otro lado, la Secretaría general del parlamento se encuentra en Luxemburgo.
La razón para esta división de sedes tiene un fundamento histórico: cuando se fundó la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) en 1951, los socios fundadores decidieron establecer la sede de la organización en Bruselas, aunque el primer ministro belga proponía Lieja. Al no haber unanimidad por esta discrepancia, se escogió entonces Luxemburgo como sede inicial. Pero esto planteó otro problema, pues la ciudad luxemburguesa no tenía una sede lo suficientemente grande para albergar a la Asamblea parlamentaria de la CECA. Como la cámara del Consejo de Europa, situada en Estrasburgo, sí era lo suficientemente amplia para esas reuniones y como la ciudad alsaciana representaba la reconciliación franco-germana que en parte dio origen a las dos guerras mundiales, se escogió a la ciudad para celebrar las sesiones plenarias del Parlamento Europeo a partir de 1952.
A partir de la fundación de la Comunidad Económica Europea en 1957, la mayor parte de las actividades se trasladaron a Bruselas que concentró y concentra a gran parte de las instituciones comunitarias. En 1962, la Asamblea, que pasó a denominarse Parlamento Europeo, también trasladó sus actividades a Bruselas. El objetivo era que el Parlamento se situara cerca de donde se encontraran la Comisión y el Consejo, de manera que las tres principales instituciones se concentraran en un mismo lugar.
Luxemburgo, mantuvo las instituciones legales y financieras, así como el Tribunal de Cuentas y la Secretaría General y en 1992 se alcanzó un acuerdo por el que se reconocía a Estrasburgo como sede del Parlamento Europeo (con doce sesiones plenarias al año) celebrándose el resto de las actividades en Bruselas.
Desde el pasado año, una campaña que respalda el 76 % de los eurodiputados, y varios miles de ciudadanos, reclama que el Parlamento Europeo tenga una sede única. La razón de la demanda parece bastante obvia: evitar el traslado de los eurodiputados de un lugar a otro y evitar así los costes que eso supone.
Sin embargo también existen obstáculos. Por un lado, la existencia de estas tres sedes se encuentra reflejada en tratados de la Unión Europea, que deberían modificarse por unanimidad de todos los estados miembros y, por otro, está el interés francés en que el Parlamento mantenga su sede en Estrasburgo, esto es, en su territorio.
Los partidarios de la campaña de una única sede anuncian que seguirán tratando de convencer a más eurodiputados y así zanjar esta cuestión.
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