La intimidación en la escuela no es nada nuevo, probablemente haya existido siempre que hayamos tenido escuelas modernas. Si bien no existe una definición universal de acoso escolar, se acepta ampliamente que se trata de un comportamiento agresivo dirigido, caracterizado por una intención hostil, un desequilibrio de poder y repetición a lo largo del tiempo.
El acoso escolar afecta gravemente a la salud física y mental de las víctimas, y también tiene efectos adversos en los resultados educativos. Esto puede violar los derechos de los niños y jóvenes a una educación de calidad, según concluye un informe reciente de la UNESCO sobre la violencia escolar y el acoso escolar: situación y tendencias mundiales, factores determinantes y consecuencias. Pero solo porque la intimidación siempre ha existido, ¿significa esto que no podemos hacer nada para detenerlo?
Los niños a menudo pueden ser seleccionados como objetivos para el acoso escolar como resultado de alguna diferencia percibida: apariencia física, que no se ajusta a las normas de género, raza o nacionalidad. Un informe reciente de Eurydice sobre Integración de estudiantes de origen migrante en las escuelas confirma esta realidad, y señala también que los niños de escuelas primarias que no hablan el idioma de instrucción en el hogar informan que son acosados con mayor frecuencia que sus compañeros nativos.
¿Qué pueden hacer las escuelas concretamente para prevenir la intimidación?
El punto de partida es tener una buena comprensión del fenómeno y las diferentes formas que toma. A partir de ahí, la acción debe ser coherente y coherente en todo el entorno escolar. El Consejo de Europa ha desarrollado un enfoque escolar tan completo para promover los derechos humanos y la educación ciudadana, ofreciendo soluciones prácticas para abordar el bullying que no son costosas ni legalmente complejas. Uno de los aspectos más importantes de este enfoque es involucrar a los alumnos, maestros y padres en la creación de un ambiente escolar positivo. Si los alumnos participan en el establecimiento de las reglas que regulan el entorno escolar, es más probable que respeten y alienten a otros a respetarlos.
Atención al alumno
Las escuelas a menudo necesitan prestar más atención al bienestar social y emocional de los alumnos. Según uno de los últimos informes de Eurydice, la enseñanza de competencias sociales y emocionales puede promover el bienestar de los estudiantes, el comportamiento pro social, la resiliencia y los resultados académicos. Por lo tanto, los estudiantes deben participar desde la edad más joven en actividades que promuevan tales competencias.
Otro punto importante es asegurar que todos los alumnos tengan el espacio y la oportunidad de expresarse. El psicólogo belga, Bruno Humbeeck, ha desarrollado una serie de herramientas prácticas para abordar el bullying en la escuela, y pone un gran énfasis en la importancia del diálogo. La escuela, por lo tanto, debe ser un lugar seguro para que los alumnos se expresen y se sientan escuchados. La educación para la ciudadanía, cuando está bien concebida y entregada, también puede desempeñar un papel en el fortalecimiento de un entorno escolar tan favorable.
Más información
Artículo completo en Eurydice (Sogol Noorani, Jari Matti Riihelainen and David Crosier)
Whole school approach to fostering human rights and citizenship education
UN Sustainable Development Goal 4 target 4.a
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