El acuerdo informal entre los colegisladores de la UE garantizará la vigilancia del suelo en todos los países de la UE y un mejor apoyo a los agricultores para mejorar la salud del suelo.
El miércoles por la tarde, los negociadores del Parlamento y el Consejo alcanzaron un acuerdo político provisional sobre la propuesta de la Comisión de una ley de vigilancia del suelo. El objetivo general es tener suelos europeos sanos para 2050, en línea con la ambición de «contaminación cero» de la UE. También debe proporcionar un marco de la UE más coherente y armonizado para la vigilancia del suelo.
Seguimiento y evaluación de los suelos de la UE
Según el acuerdo, los Estados miembros tendrán que supervisar y evaluar la salud del suelo en todo su territorio utilizando descriptores comunes del suelo -que caractericen el aspecto físico, químico y biológico de la salud del suelo para cada tipo de suelo- y una metodología de la UE para los puntos de muestreo. Para simplificar las cosas, los Estados miembros podrán basarse en campañas nacionales de seguimiento del suelo u otras metodologías equivalentes. La Comisión apoyará a los Estados miembros reforzando su actual programa de muestreo de suelos de la UE, LUCAS Soils. Ofrecerá apoyo financiero y técnico a medida.
Para reflejar los distintos niveles de degradación del suelo y las condiciones locales, los gobiernos nacionales fijarán objetivos sostenibles y no vinculantes para cada descriptor del suelo, en consonancia con el objetivo general de mejorar la salud del suelo.
Sin nuevas obligaciones para los agricultores
Para proteger a agricultores y silvicultores, la Directiva aprobada no impone nuevas obligaciones a los propietarios o gestores de tierras. En cambio, obliga a los países de la UE a ayudarles a mejorar la salud del suelo y su resiliencia, es decir, la capacidad del suelo para seguir desempeñando su importante papel en el ecosistema. Las medidas de apoyo pueden incluir asesoramiento independiente, actividades de formación y desarrollo de capacidades, así como el fomento de la investigación y la innovación, y medidas de sensibilización sobre los beneficios de la resiliencia del suelo. Los Estados miembros también tendrán que evaluar periódicamente el «coste financiero para los agricultores y silvicultores» de la mejora de la salud del suelo y la resiliencia del suelo.
Suelos contaminados
La ley obligará a los Estados miembros a elaborar una lista pública de lugares potencialmente contaminados en un plazo de diez años a partir de su entrada en vigor y a abordar cualquier riesgo inaceptable para la salud humana y el medio ambiente.
Por último, 18 meses después de la entrada en vigor de la ley se elaborará una lista indicativa de vigilancia de sustancias emergentes que podrían suponer un riesgo significativo para la salud del suelo, la salud humana o el medio ambiente, y para las que se necesitan datos. Esta lista incluirá los PFAS (también conocidos como «sustancias químicas para siempre») y los plaguicidas pertinentes.
Cita
Al alcanzar el acuerdo, el ponente Martin Hojsík (Renovación, SK) declaró: «El acuerdo de hoy es un hito importante en la mejora del apoyo a los agricultores y a todos los demás para mantener el suelo sano. Proporcionarles mejor información y ayuda, evitando al mismo tiempo la burocracia y nuevas obligaciones, son las piedras angulares de la nueva ley de vigilancia del suelo.»
Próximos pasos
El Parlamento y el Consejo han concluido un «acuerdo anticipado en segunda lectura» (la negociación tuvo lugar después de que el Parlamento aprobara en sesión plenaria la primera lectura). Ahora se espera que el Consejo adopte formalmente este acuerdo, y el Parlamento tendrá entonces que refrendar el texto en sesión plenaria, en segunda lectura.
La directiva entrará en vigor 20 días después de su publicación en el Diario Oficial de la UE. A partir de esa fecha, los países de la UE tendrán tres años para cumplirla.
Contexto
Se calcula que entre el 60 y el 70% de los suelos europeos son insalubres debido a la urbanización, las bajas tasas de reciclado del suelo, la intensificación de las prácticas agrícolas y el cambio climático. Los suelos degradados son una de las principales causas de las crisis climática y de biodiversidad y reducen la prestación de servicios ecosistémicos fundamentales. Según la Comisión, esto le cuesta a la UE al menos 50.000 millones de euros al año.
Más información: Parlamento Europeo
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