El Centro Común de Investigación, el servicio científico y de conocimiento de la Comisión Europea, acaba de publicar una nueva edición del Atlas mundial de la desertificación, que ofrece a los responsables de la toma de decisiones una herramienta para mejorar las respuestas locales a la pérdida y a la degradación de los suelos.
El Atlas ofrece la primera valoración exhaustiva y fundamentada de la degradación de los suelos a nivel mundial y subraya la urgencia de adoptar medidas correctoras.
Tibor Navracsics, comisario de Educación, Cultura, Juventud y Deporte, y responsable del Centro Común de Investigación (CCI), ha declarado: «A lo largo de los últimos veinte años, desde la publicación de la última edición del Atlas mundial de la desertificación, las presiones sobre la tierra y los suelos han aumentado de manera espectacular. Para proteger nuestro planeta para las generaciones futuras, tenemos que cambiar urgentemente la forma en que tratamos estos valiosos recursos. Esta nueva y mucho más avanzada edición del Atlas ofrece a los responsables políticos de todo el mundo una visión exhaustiva y de fácil acceso de la degradación de los suelos, sus causas y posibles soluciones para luchar contra la desertificación y recuperar las tierras degradadas.»
Karmenu Vella, comisario de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, ha añadido: «El Atlas mundial de la desertificación nos ayudará a comprender el creciente problema de la desertificación y la degradación de los suelos y cómo podemos abordar este asunto. El Atlas muestra una UE cada vez más afectada por la desertificación, subrayando la importancia de la actuación para la protección del suelo y el uso sostenible de la tierra y el agua en ámbitos políticos como la agricultura, la silvicultura, la energía y el cambio climático. Este es el enfoque preconizado en la Estrategia temática para la protección del suelo de la UE y nuestra mayor esperanza de lograr la neutralidad en la degradación de los suelos en consonancia con los objetivos de desarrollo sostenible para 2030.»
El Atlas proporciona ejemplos sobre cómo la actividad humana impulsa la extinción de las especies, amenaza la seguridad alimentaria, intensifica el cambio climático y provoca el desplazamiento de las personas de sus hogares.
Las principales conclusiones ponen de manifiesto que el crecimiento de la población y los cambios en nuestros patrones de consumo añaden una presión sin precedentes sobre los recursos naturales del planeta.
Más del 75 % de la superficie terrestre del planeta ya se encuentra degradada y podría aumentar a más del 90 % de aquí a 2050.
En conjunto, cada año se degrada una superficie total equivalente a la mitad del tamaño de la Unión Europea (4,18 millones de km²), siendo África y Asia las zonas más afectadas.
Se estima que el coste económico de la degradación de los suelos en la UE asciende anualmente a decenas de miles de millones de euros.
Se estima que la degradación de los suelos y el cambio climático provocarán una reducción del rendimiento mundial de los cultivos de aproximadamente un 10 % de aquí a 2050. La mayor parte de esta degradación se producirá en la India, China y el África subsahariana donde la degradación de los suelos podría reducir a la mitad la producción de los cultivos.
Como consecuencia de la acelerada deforestación, cada vez será más difícil mitigar los efectos del cambio climático.
Se estima que de aquí a 2050 hasta 700 millones de personas se verán desplazadas debido a problemas vinculados a la escasez de recursos de los suelos. Esta cifra podría alcanzar los 10 000 millones antes que finalice el presente siglo.
Aunque la degradación de los suelos es un problema mundial, se produce a nivel local y exige soluciones locales. Para detener la degradación de los suelos y la pérdida de biodiversidad son necesarios un mayor compromiso y una cooperación más eficaz a nivel local.
Una de las principales causas de la degradación de los suelos, la creciente expansión agrícola, podría limitarse aumentando el rendimiento de las explotaciones agrícolas existentes, adoptando dietas a base de vegetales, consumiendo proteínas animales procedentes de fuentes sostenibles y reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos .
El Atlas ofrece una clara visión general de las causas subyacentes de la degradación en todo el mundo. También contiene un gran número de información, previsiones y conjuntos de datos globales que pueden utilizarse para identificar importantes procesos biofísicos y socioeconómicos que, por sí solos o combinados, pueden conducir a un uso no sostenible de la tierra y a la degradación de los suelos.
Contexto
En el marco de la Agenda de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, los dirigentes mundiales se comprometieron a «luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con efecto neutro en la degradación de los suelos» de aquí a 2030. Si bien a escala mundial es la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación (CNULD) quien aborda el problema de la desertificación, la degradación de los suelos es un problema que concierne a la Convención Marco de las Naciones Unidas para la lucha contra el Cambio Climático y al Convenio sobre la diversidad biológica. La importancia de la degradación de los suelos y la desertificación condujo a la adopción del objetivo de desarrollo sostenible n.º 15.3 que pretende alcanzar la neutralidad en la degradación de los suelos.
La desertificación afecta al 8 % del territorio de la UE, especialmente en Europa meridional, oriental y central. Estas regiones, que representan alrededor de 14 millones de hectáreas, muestran una gran sensibilidad a la desertificación. Trece Estados miembros se han declarado afectados por la desertificación con arreglo a la Convención de lucha contra la desertificación (CLD): Bulgaria, Croacia, Chipre, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Malta, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y España. La UE está plenamente comprometida con la protección de los suelos y el fomento del uso sostenible de la tierra y tiene estos compromisos en cuenta al elaborar propuestas en materia de energía, agricultura, silvicultura, cambio climático, investigación y otras áreas.
La nueva edición del Atlas publicada hoy fue creada utilizando nuevos métodos de tratamiento de datos empleados por los científicos de la UE, miles de ordenadores de alto rendimiento y 1,8 petabytes de datos de satélites. El volumen de datos corresponde a 2,7 millones de discos CD-ROM o a más de seis años de grabación de video de alta definición veinticuatro horas al día y siete días a la semana. Las dos primeras ediciones del Atlas fueron publicadas en 1992, antes de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, y cinco años más tarde, en 1998, con algunos estudios de casos adicionales.
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