La injerencia extranjera se ha convertido en una importante amenaza para la seguridad de las democracias. La Unión Europea (UE) no es una excepción y, en los últimos años, ha intensificado considerablemente sus esfuerzos para contrarrestar esta amenaza. Un tipo específico de injerencia extranjera es la financiación extranjera de los partidos políticos. A nivel nacional, la mayoría de los Estados miembros cuentan con normativas que prohíben o limitan la financiación extranjera, pero sigue habiendo variaciones significativas entre ellos. A nivel de la UE, las recientes reformas del reglamento sobre la financiación de los europartidos y sus fundaciones asociadas han prohibido las contribuciones procedentes del extranjero.